Desde el pasado 1 de enero de 2024, ninguno de los los 27 Estados miembros podrán comprar diamantes naturales, ni sintéticos, ni joyas con diamantes, que procedan de Rusia.
Para el 1 de marzo, la prohibición de importación se ampliará a los diamantes de origen ruso que hayan sido tallados y pulidos en otros países.
Rusia es el mayor productor mundial de diamantes en bruto por volumen, con más del 90% de su negocio dominado por una sola empresa, Alrosa. En 2021, el año anterior al inicio de la guerra, Rusia exportó diamantes por valor de unos 4.000 millones de dólares (3.770 millones de euros), una cantidad que descendió sólo ligeramente en 2022.
Esta medida ha tardado en llegar debido a que los diamantes pasan por múltiples manos hasta llegar al cliente final. Por ejemplo: los diamantes rusos en bruto suelen tallarse y pulirse en la India y luego se comercializan en Amberes (Bélgica), desde donde se envían a otros mercados del mundo como Estados Unidos, Hong Kong y Emiratos Árabes Unidos.
Esto significa que es muy complicado que un minorista no pueda precisar el origen exacto de un diamante concreto, lo que dificulta la separación de los productos rusos de los que no lo son.
La prohibición es gradual:
– Desde el 1 de enero, imponer restricciones a las importaciones de diamantes (de 1 quilate o más si son pulidos o de 1,4 quilates o más si son brutos) extraídos, procesados o producidos en Rusia.
– Para el 1 de marzo, imponer restricciones a las importaciones de diamantes rusos procesados en otros países.
– A partir del 1 de septiembre, la prohbición se extiende a diamantes de 0,5 quilates o más y se impone la implantación de un «sólido mecanismo de verificación y certificación de la trazabilidad» basado en la tecnología blockchain.
Las sanciones de la UE se basan en este plan y proporcionan la base jurídica para hacer realidad la prohibición de las importaciones.