Recientemente la OCDE, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico ha elaborado el Trends Shaping Education 2022, un informe que elabora cada 3 años para examinar las principales tendencias económicas, políticas, sociales y tecnológicas que afectan a la educación.
El objetivo de este informe es estimular la reflexión sobre los desafíos que enfrenta la educación en los países que forman parte del organismo internacional, pues proporciona una visión general de cómo están impactando en la educación/formación las tendencias principales de tipo socioeconómico, social, demográfico y por supuesto tecnológico.
Así, la OCDE plantea los aspectos que serán claves para la educación/formación y con mayor hincapié en lo que deberían enfocarse tras la pandemia, estableciendo en el presente como prioritario incrementar la formación en competencias digitales y transversales.
Es conocido el aumento de la inversión en las nuevas tecnologías y el crecimiento gradual que ha tenido, provocando que cada vez más las empresas centren parte de su actividad en los datos, software, innovación, propiedad intelectual, etc., que en el informe se denominan como Activos Intangibles.
Según va aumentando el valor de estos activos intangibles, el papel de la educación / formación en el desarrollo de estas competencias digitales y transversales de las personas será más importante, sobre todo en relación con la innovación de nuevos productos y de nuevos procesos comerciales.
En el informe también destaca el envejecimiento de la población y la falta de natalidad, lo que está provocando y va a continuar haciéndolo, unos desafíos muy importantes para que se puedan garantizar la sostenibilidad social y económica.
«La provisión de una educación de alta calidad, así como la redistribución de las oportunidades de aprendizaje a lo largo del ciclo de la vida, es parte de la solución: la mejora de las cualificaciones, la reconversión profesional y el reciclaje pueden desarrollar la capacidad de todos los ciudadanos para contribuir a la sociedad».
Por lo tanto, el aprendizaje permanente será muy necesario para que las personas puedan trabajar y participar en una economía que sigue en continua evolución y que está caracterizada por un cambio tecnológico imparable.
El acceso a este aprendizaje a lo largo de la vida de todas las personas, es esencial para la adaptabilidad y para el futuro del trabajo.
Se destaca por el organismo internacional la necesidad de que ante los nuevos desafíos, cómo proceder ante la cantidad de información a veces difícil de analizar su veracidad, en un contexto altamente cambiante. Por esto, se hace hincapié en la importancia y en la necesidad de que tanto el alumnado como los profesores, y también en general el resto de colectivos aprendan a gestionar la información, a través de lo que llamarán alfabetización informacional.
La OCDE plantea en el informe la cada vez más diversidad sociocultural en el mundo, lo que genera desigualdades, discriminación y evidentemente problemas en la convivencia. La educación y la formación evidentemente pueden y van a ayudar a que las personas socialicen de acuerdo o con normas y valores comunes.
Por lo que inculcar conocimientos, habilidades y/o competencias y valores al alumnado y a los ciudadanos en general va a contribuir de forma altamente positiva a un mundo más inclusivo, justo y en paz.
Esta educación deberá fomentar la comprensión, la tolerancia y la visualización de perspectivas culturales distintas. La ciudadanía formada deberá ser consciente de que las actuaciones tienen sus consecuencias y deben proceder siendo conscientes.
Otra cuestión que evidencia el informe es que cada vez más las personas se están enfrentando y se seguirán enfrentando a nuevos modelos de empleo, debido al crecimiento de la nueva economía de plataformas (gig economy), del teletrabajo, del empleo por encargo, a tiempo parcial, etc. La educación/formación a de tener en cuenta estos nuevos modelos de empleo a la hora de formar al alumnado y se deban, paralelamente, a las competencias técnicas educar/formar en habilidades transversales, digitales…
En la actualidad, más de un tercio de toda la fuerza laboral en la mayoría de los países de la OCDE desempeña lo que llamamos un trabajo atípico (empleo temporal, freelance, teletrabajo, etc.), sobre todo en la brecha o segmento de los más jóvenes.
En el 2020, el trabajo temporal fue el 24% del empleo de personas de 15 a 24 años, en comparación con la población en general que supuso un 11%.
Si bien esta nueva tendencia en el empleo ayuda a impulsar el crecimiento del mismo y que haya gran flexibilidad laboral, es imprevisible y provoca inestabilidad que afecta a la vida personal.
Hay que educar y formar a los ciudadanos para que aprendan a convivir con estos nuevos modelos de empleo, y de ahí la importancia del aprendizaje a lo largo de la vida para poder afrontar múltiples trabajos y nuevas formas de trabajar.
Evidentemente, este informe no puede obviar la influencia del cambio climático y la prioridad para todo el mundo de intentar combatirlo.
La OCDE recomienda que los diferentes sistemas educativos/formativos pongan un mayor énfasis en la educación ambiental para «ayudar a las personas a aprender, desaprender y volver a aprender continuamente a medida que transitamos hacia economías y sociedades más verdes».
Hay que aumentar en la población la conciencia ambiental y desarrollar habilidades técnicas y de pensamiento crítico necesarias e imprescindibles para un futuro sostenible.
El alumnado formado puede ayudar a contribuir a la lucha contra el cambio climático.
El informe plantea una mejora continua de las cualificaciones, el reciclaje y la reconversión profesional, teniendo presente que ante las nuevas modalidades de empleos el aprendizaje a lo largo de la vida es fundamental, así como la formación en habilidades digitales y transversales y en sostenibiidad, para contribuir a que los ciudadanos estén más preparados ante los continuos cambios en la sociedad, en la economía, en la vida en general.